Es una forma de exclusión a través del uso del lenguaje que refuerza la discriminación e invisibilización de las mujeres y promueve la generación de estereotipos. Por tanto, el cambio a un uso inclusivo de la lengua sirve como herramienta para identificar y eliminar acciones discriminatorias en el uso de este. Un lenguaje no sexista es aquel que no oculta, no subordina, no infravalora y no excluye a las mujeres.